Vivimos tiempos imprevisibles. Lo que antes nos parecía imposible, ahora es posible. Que la ciudadanía recupere el control de las instituciones es posible, y eso asusta a la derecha y todo su aparato. El día después de que el pueblo griego votase a favor del cambio, el Heraldo de Aragón se hace eco de la denuncia del PP respecto de un convenio firmado por La Pantera Rossa con el Ayuntamiento de Zaragoza. Que un proyecto absolutamente dentro de la legalidad ocupe hoy casi una página en este medio de comunicación no puede más que indicar que en el Partido Popular y en los poderes económicos y financieros propietarios del Heraldo, de los que CAI e Ibercaja son principales accionistas, hay preocupación y miedo. No vamos a entrar a explicar y desmentir las imprecisiones, medias verdades y tergiversaciones de este artículo, pues hace tiempo que la mayoría de los medios de comunicación perdieron su función social. Quien quiera nos puede preguntar, nuestra puerta siempre está abierta. No pensábamos que hiciera falta tener que recordarlo: somos una librería y un centro social, al servicio de la ciudadanía, especialmente de los movimientos sociales, y sin ánimo de lucro. Nuestra fórmula legal es una sociedad cooperativa y somos un proyecto integrado en las redes de la economía social y solidaria. Creemos en el poder transformador de la cultura y del pensamiento y a eso dedicamos nuestro trabajo. Estamos abiertos a colaborar con las instituciones públicas siempre que sea con un fin coherente con nuestros principios y contribuya a la formación de una opinión pública crítica. Hay mucha esperanza en estos días para expulsar a los corruptos de nuestras vidas y transformar el modelo de sistema social que han impuesto a lo largo de los últimos años, pero también es obvio que sólo con la participación electoral no se gana, que es necesaria la movilización social y espacios públicos autogestionados que la impulsen, que hagan valer la crítica social, la autoformación política, la construcción de alternativas, el empoderamiento popular. En este sentido, somos conscientes de que La Pantera Rossa representa un obstáculo para la supervivencia de la oligarquía local. Por el apoyo dado a los procesos de autoorganización social, a los movimientos sociales ciudadanos y, particularmente, a experiencias municipalistas de cambio político. Vivimos tiempos de emergencia en los que ineludiblemente hay que defender la democracia real y los derechos sociales más básicos, aunque esto suponga situarnos en el centro de la diana. Sin embargo, sabemos que no estamos solas, que somos muchas. Que hoy tratan de golpearnos a nosotras, pero que ayer golpeaban a otras y mañana golpearán aún a más. Sabemos que su violencia no es más que impotencia. Ellos el miedo, nosotras la esperanza.