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Buenas noticias para la lucha global contra la tortura
Recibimos con orgullo una noticia importante para la lucha global contra la tortura y para buenos amigos de La Pantera Rossa. El asalto de la policía italiana a la escuela Diaz-Pertini, en la noche del 21 de julio de 2001 al término de la cumbre del G8 en Génova, "debe ser calificado como tortura". Así lo ha establecido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que condena a Italia por los actos cometidos y por carecer de una legislación adecuada para castigar el delito de tortura. En su sentencia, los jueces fueron más allá argumentando que si los autores nunca fueron castigados, es principalmente a causa de la insuficiencia de las leyes italianas, que necesitan ser cambiadas. El Tribunal declaró, por unanimidad, que fue violado el artículo 3 de la Convención: “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos inhumanos o degradantes“.
Estrasburgo resuelve así el recurso de Arnaldo Cestaro, el primero de una batería de recursos presentados en 2013 por diferentes activistas europeos, entre los que se encuentran un puñado de zaragozanos, uno de ellos cofundador de La Pantera Rossa y otro del proyecto "hermano" de Iruñea: Katakrak. Arnaldo Cestaro, con 62 años de edad cuando fue torturado, es un militante veneciano de Rifondazione comunista, presente durante el asalto policial a la escuela Diaz-Pertini de Génova, en la que fueron detenidas 93 personas (entre ellos 9 miembros del Movimiento de Resistencia Global de Zaragoza -dos más habían sido detenidas con anterioridad en la "carga" policial de la Plaza Manin-), 61 de ellas hospitalizadas, tres de ellas en estado crítico y una en estado de coma. Durante las protestas de aquellos días en Génova se calculan más de 200 arrestos, 1000 manifestantes heridos y el asesinato de Carlo Giuliani a manos de un carabinieri.
Todas las personas detenidas en la Díaz fueron acusadas de asociación delincuente con fines de devastación y saqueo, resistencia agravada y tenencia de armas. Dos cócteles molotov fueron encontrados en el interior de la escuela y presentados por las autoridades como parte de un arsenal de armas (una acusación que la legislación italiana contempla para facilitar una detención masiva sin orden judicial), sin embargo los jueces resolvieron que los cócteles fueron introducidos en la escuela por la policía para justificar una operación sangrienta ejemplarizante.
El Foro Social de Génova denunció que durante el registro a uno de los dos edificios asaltados, que albergaba la sede de los medios de comunicación independientes y la oficina de asistencia legal, desaparecieron varios discos duros y ordenadores portátiles con las imágenes sobre las manifestaciones y los enfrentamientos, lo que hacía sospechar que la acción estaba destinada también a borrar pruebas. Las imágenes de cuerpos sangrantes, golpeados salvajemente dieron la vuelta al mundo aquel verano de 2001. Según la mayoría de analistas y protagonistas de aquellos trágicos sucesos, la violencia policial desatada, producto de la impotencia de los estados, pretendía hacer frente a un movimiento que no dejaba de crecer.
Hasta ahora en Italia cualquier persona responsable de torturas no puede ser juzgada por ello, ya sea policía o un ciudadano. Por ello prescribieron todas las violaciones de derechos humanos cometidas "la noche de la Díaz" de las que se responsabiliza a 125 policías, incluyendo directores y jefes de policía, porque no existe todavía una ley contra el delito de tortura en Italia. Pero la sentencia del tribunal europeo obligará a Italia a demostrar que tiene medios disuasorios suficientes para imponer sanciones sobre la tortura y otros actos que violen los derechos humanos, por lo que debería modificar su actual legislación penal introduciendo en ella el delito de tortura.
El Tribunal de Estrasburgo señala que se crearon las condiciones más propicias para el “dolor y sufrimiento” típico de la tortura, aunque la naturaleza del problema es “estructural” y se refiere a Italia para que “establezca un marco jurídico adecuado, incluso mediante disposiciones penales efectivas”, y tramite herramientas legales capaces de “sancionar adecuadamente a los responsables de actos de tortura u otros malos tratos”, impidiendo que se beneficie de medidas en contradicción con la jurisprudencia de la propia Corte. La ausencia del delito de tortura en Italia, a pesar de las obligaciones internacionales y de manera particular con la ratificación de la Convención de 1984 de Nueva York, “es absolutamente deplorable”.
Desde que sucedieron los hechos de Génova, una intensa lucha colectiva, social y jurídica, ha avivado en Italia el debate sobre la necesidad de una legislación contra la tortura que ponga freno a la impunidad policial. Tras la cumbre del G8 en Génova, el Parlamento italiano debatió la introducción del delito de tortura, pero no se llegó a nada, fundamentalmente por la oposición de la Lega nord – Liga norte italiana. Desde hace dos años, al calor de las protestas civiles y de nuevas noticias sobre los procesos legales por Génova 2001, como la admisión a trámite por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el 11 de enero de 2013, de los recursos de algunas de las personas "supervivientes" de la Diaz y Bolzaneto (un centro clandestino de detención masiva que servía de antesala a la cárcel), se impulsó una propuesta de ley para introducir en el código penal italiano el delito de tortura que fue aprobada por el senado el 5 marzo 2014, después de una discusión que duró casi ocho meses, y que se encuentra ahora "en examen" por el Parlamento.
Las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos por las graves violaciones de Génova en 2001, no han hecho más que empezar. Además de los numerosos recursos "en cola" por "el blitz" de la Díaz, hay pendientes en los tribunales de Estrasburgo otros 31 presentados por activistas sometidos a palizas y humillaciones en el cuartel de Bolzaneto. Sin duda, todo ello contribuirá a reivindicar la propia historia para impedir que sean los torturadores los que la escriban.
"El G8 de Génova es un capítulo cerrado", declaró a finales de 2012 el entonces jefe de la policía italiana, Antonio Manganelli. Pero, casi catorce años después, el empeño y la memoria colectiva demuestran, una vez más, que la única lucha que se pierde es la que se olvida y abandona.
Más información:
http://es.scribd.com/doc/261118698/Diaz-Corte-europea
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/20/actualidad/1353441222_208712.html
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