Ecos de un lugar cualquiera
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Yo nací en un pueblo, bajo el eco de un lugar cualquiera, un lugar con su historia, donde la paz y la convivencia fue reina en todos los lugares, y eso con pan o sin pan: crecí un tiempo bajo las leyes de la cristiandad; no vestí nunca lujoso, salvo el día de mi preimera comunión solemne, que vestí traje de almirante de la Marina, prestado para la ocasión. Hice la felicidad de unos y tal vez el desencanto de otros, pero así fue.
Me crié en una familia numerosa, lleno de amor de mis padres y de mis hermanos. Fui cinco años a la escuela pública, aprendí a respetar a mis semejantes, obedecía a ritos rreligiosos, pasé por caminos con espinas, traté de respetar, viví momentos de regocijo, tal vez gloriosos; mo envidié a nadie. Siempre con la esperanza de días mejores, viví los tristes días del levantamiento fascista del 1936 con dignidad a todo lo que pudo ser valioso; no perturbé el ánimo a nadie; no me inmiscuí en asuntos turbios; no negué la palabra a nadie; se me respetó y yo correspondí, al eco de ese lugar cualquiera. Fui siempre enemigo de las armas, de las guerras y de los odios; amé siempre la libertad; se me encerró en campos de concentración, como vulgar ganado; fui separado de mi familia por la fuerza de las armas, desterrado, exiliado, se me privó del amor de mis padre y mis hermanos y fui excluído de una España por capricho de Franco y su cuñado, Ramón Serrano Suñer, en 1940. Regresé a España 30 años después, pensé en un retrono de felicidad, pero pensé en mi alrededor familiar: me faltaban mis padres, mis hermanos, mis costrumbres y la libertada.
Martín Arnal
Me crié en una familia numerosa, lleno de amor de mis padres y de mis hermanos. Fui cinco años a la escuela pública, aprendí a respetar a mis semejantes, obedecía a ritos rreligiosos, pasé por caminos con espinas, traté de respetar, viví momentos de regocijo, tal vez gloriosos; mo envidié a nadie. Siempre con la esperanza de días mejores, viví los tristes días del levantamiento fascista del 1936 con dignidad a todo lo que pudo ser valioso; no perturbé el ánimo a nadie; no me inmiscuí en asuntos turbios; no negué la palabra a nadie; se me respetó y yo correspondí, al eco de ese lugar cualquiera. Fui siempre enemigo de las armas, de las guerras y de los odios; amé siempre la libertad; se me encerró en campos de concentración, como vulgar ganado; fui separado de mi familia por la fuerza de las armas, desterrado, exiliado, se me privó del amor de mis padre y mis hermanos y fui excluído de una España por capricho de Franco y su cuñado, Ramón Serrano Suñer, en 1940. Regresé a España 30 años después, pensé en un retrono de felicidad, pero pensé en mi alrededor familiar: me faltaban mis padres, mis hermanos, mis costrumbres y la libertada.
Martín Arnal
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Número de páginas :410
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EAN :9788416565412
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ISBN :978-84-16565-41-2
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Año 1ª edición :2018
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Editorial :
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