Materia
Editorial
ISBN
978-84-17532-04-8
EAN
9788417532048
Número de páginas
172
Idioma
Castellano
Estado
Disponible
Fecha edición
Lun, 10/01/2018 - 02:00
Fecha alta
Sáb, 11/10/2018 - 01:00
Primera edicion
2018
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Muy pronto en Pregunta publicaremos el nuevo y esperado libro de la poeta Begoña Abad, El techo de los árboles. Un poemario que va más un paso más allá en su escritura, ya que, como indica el poeta y crítico literario José María García Linares en el prólogo, Begoña Abad escribe «para iluminar, para resistir y para comprender, concepto este u´ltimo fundamental en todo el libro y necesario para el despertar de la conciencia del sujeto poe´tico». Dividido en dos secciones ('Lo efímero' y 'Lo eterno'), El techo de los árboles nos muestra dos maneras múltiples de mirar y de sentir el amor en todas sus formas. Como muestra, os dejamos dos poemas del libro:
No renuncies al temblor,
no renuncies a la herida,
al contrario no olvides co´mo nacio´ en ti
y co´mo te cambio´ la vida.
So´lo asi´, herido de muerte
desde el primer quejido,
podra´s agradecer cada soplo de aire,
cada mano que acaricie,
y sobre todo no olvidara´s
que el otro tambie´n se duele
aunque sonri´a para acompan~arte.
Vestir a mi madre
Un di´a sucede, sin aviso,
que te agachas definitivamente,
a ras de suelo,
que tocas sus pies y los descalzas,
que comienzas a mirarla desde abajo
sin verle los ojos,
comienzas a vestirla y ella se deja
apoyando sus manos en tus hombros.
Y no sucede nada ma´s,
sin embargo tu´ percibes su derrota
y comienzas a amarla de otro modo,
vencida tu´ tambie´n, ambas vencidas,
y el tiempo comienza la cuenta atra´s.
No renuncies al temblor,
no renuncies a la herida,
al contrario no olvides co´mo nacio´ en ti
y co´mo te cambio´ la vida.
So´lo asi´, herido de muerte
desde el primer quejido,
podra´s agradecer cada soplo de aire,
cada mano que acaricie,
y sobre todo no olvidara´s
que el otro tambie´n se duele
aunque sonri´a para acompan~arte.
Vestir a mi madre
Un di´a sucede, sin aviso,
que te agachas definitivamente,
a ras de suelo,
que tocas sus pies y los descalzas,
que comienzas a mirarla desde abajo
sin verle los ojos,
comienzas a vestirla y ella se deja
apoyando sus manos en tus hombros.
Y no sucede nada ma´s,
sin embargo tu´ percibes su derrota
y comienzas a amarla de otro modo,
vencida tu´ tambie´n, ambas vencidas,
y el tiempo comienza la cuenta atra´s.