El sábado 8 de Noviembre a las 19:30h inaguramos la exposición Féretros y otros de Paco Diez. Permanecerá visible durante el mes de noviembre hasta el 5 de diciembre en La Pantera Rossa. La exposición,  a partir de materiales sin significación cultural alguna, de los que no importa su procedencia, ni uso, son reutilizados o transformados por el artista madrileño en un claro rechazo hacia la creciente industrialización, metalización y mecanización del mundo que nos rodea, incluido el del arte. 

Paco Diez, a través de su arte povera, se conecta directamente con su entorno, la naturaleza y todo lo que le rodea, en una búsqueda de armonía. El artista recicla materiales considerados "pobres", de muy fácil obtención o materiales de desecho. Paco Diez huye de la comercialización del objeto artístico y provoca una reflexión entre el objeto y su forma, a través de la manipulación del material y la observación de sus cualidades. 

Sobre Paco Diez

Nacido en Madrid el 20 de Noviembre de 1956. No puedo considerarme autodidacta, no aprendo de mi mismo, si acaso de esos objetos que sonríen o sorprenden una vez acabados, de los materiales encontrados casualmente, o adrede, entre las basuras propias y las de la ciudad. Objetos a mi paso que me enamoran y me los llevo a casa, los junto con otros amiguitos y después de un tiempo de convivencia construyo un monigote.

Va a ser mi primera exposición en un lugar donde se afirme que mi obra es Arte y no la decoración del bar. Yo personalmente prefiero llamarlos chistes macabros…y si quieren un discurso: ingenuidad naif, radicalismo povera y mucha coña. Nada de artesanía ni bricolage.

Aún así desde el año 2000 voy desparramando cosas por donde paso y tengo amigos en París, Berlín, Palermo, Buitrago de Lozoya y otros.

Texto de Ángel Petisme sobre Paco Diez

FERETROS Y OTROS DE PACO DÍEZ

Paco y yo nos hicimos amigos en Zaragoza hace treinta y tantos años, a primeros de los 80 cuando muchos nacíamos bajo neones a la pasión y el sueño de la democracia en España. Vivimos juntos en una buhardilla de la calle Espoz y Mina y compartimos aventuras, delirios y complicidad escuchando la música de Residents o Durruti Column. Por esta misma calle de San Vicente Paúl entrábamos a la noche de la Madalena y al Barrio Verde, el bar que montó con unos socios y que decoró Sergio Abraín. De madrugada regresábamos alegres y fumados, sorteando las esquinas del cierzo, a la gélida buhardilla. Cuando no había leña para aquella estufa quemábamos libros para calentarnos. Sí, yo también fui un hijo bastardo de Montag y la necesidad, el bombero pirómano de Fahrenheit 451. Pequeños pecados frívolos: Salvamos de la Biblia El Cantar de los Cantares y redujimos a cenizas el Mein Kampf, El Capital, el Ulises de Kafka, todas las mentiras y libros perniciosos contra la fe con que habíamos sido anestesiados.

Por eso ahora que regresa a Zaragoza y expone en La Pantera Rossa, donde hace apenas unos meses, este año, presenté El ministerio de la felicidad y Fast food for freak , yo regreso con él de mis exilios y celebro nuestra amistad que siempre -a lo largo de todos estos años que parecen siglos- ha permanecido en cuarto creciente y luna llena.

Reciclando de la basura Paco Díez nos trae su infancia en Monrovia, sus juguetes africanos flotando en el mar, sus pateras hundidas o varadas como esqueletos de ballenas, sus féretros, la corrupción e hipocresía de las farmacéuticas, la piel de un mundo donde la vida de un negro vale mil veces menos que la de un toubab.

Huesos, lacre, recipientes, plástico, óxido, máscaras , rostros, deidades. Quizás esos rostros , toda esa vida rescatada del escombro y del azar, nos están diciendo: Libérate de sentirte ofendido, de tener razón, de tener más. ¡Libériate!

A mí todos esos objetos de los mercadillos, esos colores del silencio de África, me están subjetivando, me escrutan desde sus sueños sin futuro y parecen decirme: Libérate de miradas, habla solo y salvaje. Sabes todo del miedo, del amor y la muerte.