LOS MOVIMIENTOS SOCIALES ANTE LA REPRESIÓN POLICIAL Y LAS LEYES MORDAZA
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Libro de la Distribuidora
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Materia
Editorial
ISBN
978-84-7681-900-5
EAN
9788476819005
Número de páginas
160
Idioma
Castellano
Estado
Disponible
Fecha edición
Vie, 05/01/2015 - 02:00
Fecha alta
Jue, 05/21/2015 - 02:00
Primera edicion
2015
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Este libro informa y reflexiona sobre el significado de la reforma del arsenal represivo del Estado respecto a la protesta social y los movimientos sociales. Y no hay duda de que ya estaba bien pertrechado desde mucho antes de la llegada de Rajoy al poder en 2011, pues antes de la Ley Mordaza de 2015 el PP reprimió a mansalva la protesta social echando mano de la Ley Corcuera del PSOE. Con normativas penales e infrapenales, y siempre merced a la actuación en primera instancia de las fuerzas policiales, el Estado hizo frente a la protesta social y, en particular, a la que de manera más radical y trasgresora protagonizaban los movimientos sociales alternativos.
Con más perspectiva y lejanía será más difícil encajar un hecho vergonzoso e hiriente: que desde los medios y los negociados se hayan lanzado tantas respuestas desabridas, insultantes y criminalizadoras; que se haya llamado filoetarras y cómplices del terrorismo o violentos antisistema y hasta perroflautas a lo mejor de este país, a quienes nunca quisieron asumir que la democracia sea pura institucionalización y mera representatividad. La buena noticia histórica es que las pulsiones autoritarias y criminalizadoras no siempre fueron comprendidas ni secundadas por la mayoría social, porque los movimientos sociales fueron conscientes del ámbito humano en el que estaban operando: una sociedad democrática en la que, con limitaciones y cortapisas, se movían y hacían mover.
Con más perspectiva y lejanía será más difícil encajar un hecho vergonzoso e hiriente: que desde los medios y los negociados se hayan lanzado tantas respuestas desabridas, insultantes y criminalizadoras; que se haya llamado filoetarras y cómplices del terrorismo o violentos antisistema y hasta perroflautas a lo mejor de este país, a quienes nunca quisieron asumir que la democracia sea pura institucionalización y mera representatividad. La buena noticia histórica es que las pulsiones autoritarias y criminalizadoras no siempre fueron comprendidas ni secundadas por la mayoría social, porque los movimientos sociales fueron conscientes del ámbito humano en el que estaban operando: una sociedad democrática en la que, con limitaciones y cortapisas, se movían y hacían mover.