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La guerra no es un juego

¿Crees que es buena idea que tus hijos asuman la violencia como una parte fundamental de sus vidas? Si está en tus manos, evita regalar juguetes bélicos, ayudarás a prevenir las guerras y el militarismo que provocan tanto sufrimiento mundial. Recuerda: el 90% de las víctimas de las guerras son civiles y más de la mitad niñas y niños.

No regales violencia

El juego, junto con las necesidades básicas de nutrición, salud, protección, educación..., es esencial para desarrollar el potencial de niños y niñas. El juego es instintivo, voluntario y espontáneo, es natural y exploratorio. El juego es comunicación y expresión, combinación del pensamiento y acción; brinda satisfacción y sentimiento de logro. Está relacionado con todos las aspectos de la vida y contribuye al desarrollo físico, mental y social de las niñas y los niños. Es un medio de aprender a vivir, no es un mero pasatiempo y por lo tanto los juguetes deben estar al servicio de los niños y las niñas y no al revés.

Comprar un juguete u otro es inculcar un modo de vida, además de contribuir o no a su desarrollo físico, emocional o social según el juguete escogido. El juguete, como la educación no es neutral. Un escaparate de juguetes es la copia del mundo de los adultos: los mayores se matan, se preparan para la guerra, hacen distinción entre sexos...

Hay juguetes que imitan armas o sirven para jugar a matar. Sabemos que el cine, la televisión... introducen a las niñas y niños en un ambiente de agresividad. Asimismo los juguetes bélicos no fomentan la colaboración, sino la competencia, el típico "yo te puedo", el viejo esquema de "buenos contra malos".

Suponen la iniciación a un sistema social competitivo y violento. Así, la violencia asumida por los niños y niñas será en el futuro la base de las relaciones sociales: el más fuerte triunfa, tiene razón y, además, es el bueno. Matar y morir forman parte del juego, y en ello subyace un desprecio por la vida humana.

Existen juguetes mucho más adecuados que los bélicos para orientar hacia una creatividad constructiva nuestra agresividad natural, que no debemos confundir con violencia.

Otros juegos reproducen los roles del hombre y la mujer en nuestra sociedad, se convierten en un instrumento ideológico del que se sirve el sistema para perpetuarse. De esta forma los niños y niñas, por medio del juguete, asimilan la discriminación y reproducen los esquemas machistas y patriarcales que imperan en nuestra sociedad, esquemas que se reflejan principalmente en la diferenciación de los juegos y los juguetes según los sexos, y así estaremos creando al varón posesivo y activo y a la mujer "cenicienta" del hogar dedicada al marido y a sus hijos, sin tener posibilidades de cumplir otro papel en la sociedad.

Existen, además, los juguetes que se caracterizan fundamentalmente por su inutilidad pedagógica a la hora de desarrollar la imaginación de las niñas y niños. Éstos quedan reducidos a ser meros espectadores pasivos, y de ahí que al poco tiempo se aburran y olviden al juguete o lo destrocen para ver que tiene por dentro.

Es preocupante la indiferencia de la sociedad con respecto a la importancia del juego, y la creciente explotación comercial de la infancia a través de los medios de comunicación y producción. Lo que importa es vender más para ganar más, que estos juguetes sean educativos o no, queda fuera de los planteamientos del mercado capitalista, que busca sus intereses y no los de los niños y niñas.

La alternativa que proponemos son juguetes que ayuden al desarrollo integral de las niñas y los niños, que reúnan una serie de características:

  • Deben poder manejarlos, moverlos, desarmarlos si es preciso, cambiarlos de forma... Se trata de conseguir que en el juego los protagonistas sean los niños y las niñas, y no los juguetes.
  • Que sean fáciles en su manejo, no muy complicados, ni tan frágiles que tengan que estar guardados.
  • Tienen que potenciar la capacidad creativa e intelectual y desarrollar la cooperación y relación con otros niños y niñas.
  • Por último, que hagan pensar a las niñas y niños, utilizar su imaginación y fantasía. Con todo ello no queremos ser deterministas ni fanáticos, viendo por ejemplo en el niño que juega con un juguete bélico un futuro asesino. Tampoco pensamos que no debe comprarse nunca un determinado juguete si nos lo piden, ya que según las circunstancias, no comprárselo puede producir efectos más negativos, sobre todo si el origen de esta demanda (publicidad, amigos y amigas...) sigue creándole la necesidad de él.
  • Lo que está en nuestras manos es no estimular los juguetes bélicos, sexistas y sofisticados, tratar de cortar el origen de la demanda y sobre todo ofrecer juguetes y situaciones que hagan innecesarios este tipo de juguetes. Y jugar con ellos y ellas, que el juego no tiene edad...

Mambrú (uno de los colectivos sociales fundadores de La Pantera Rossa) os invita a vivir la desmilitarización social como una revolución cotidiana de transformación que afecta a todas las facetas de la vida: educativa, cultural, económica, estructural... Nuestro campo de acción es la denuncia de las estructuras militares y de las guerras, sus gastos, la violencia estructural, el control social, la promoción de la desobediencia civil como herramienta coherente e incruenta de lucha social... Nuestra apuesta transformadora es la noviolencia, el diálogo, la autogestión y la desobediencia.

Si deseas contactar con nosotrxs puedes hacerlo escribiendo a mambru@nodo50.org o visitando La Pantera Rossa y preguntando allí por nosotrxs.

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