La rebelión nació con el diablo

Después de escribir en 1950 esta novela, impublicable bajo los cánones franquistas, las puertas de las editoriales literarias españolas se cerraron para Rosa María Aranda hasta la llegada de la democracia. En ella la escritora reivindicaba la libertad de la mujer, y eso en ese régimen patriarcal y machista no se podía permitir.

La rebelión nació con el diablo, luego rebautizada en posteriores versiones como El grito, es una novela feminista, una denuncia de cómo una mujer con iniciativa y criterio propio podía sentirse invalidada en una sociedad en la que los machos imponían sus normas y ellas eran constreñidas a ser meras observadoras sin voz ni voto, obligadas a limitarse a unas reuniones sociales en las que primaban las apariencias y a cuidar de su casa y sus hijos con absoluta sumisión a los deseos de sus maridos.

Narra en primera persona la historia de Ana, una mujer que rechazó una beca para estudiar Bellas Artes en París para casarse con Antonio, un hombre unos años mayor que ella ordenado y respetuoso con las normas. Con él ha vivido cinco años de matrimonio en los que su vida se ha reducido a ser la señora de, madre y esposa atenta al hogar y a los hijos, y a una vida social reducida a reuniones donde priman las apariencias. En su casa se presenta Vic, un amigo que lleva años viajando y escribiendo sobre los diferentes lugares que visita. Ana se da cuenta de que no era esa la vida que quería y actúa en consecuencia, retomando su pasión por los pinceles para acabar dejando a su marido y sus dos niños y fugarse a París a intentar hacerse un nombre como pintora.


“Yo escribía rodeada de niños por todas partes y producto de aquel guirigay que se armaba a mi alrededor cuando vivíamos en la calle Cervantes fue la novela que terminé, la de más éxito sin haber sido publicada: El grito. Fue finalista en cinco premios importantes, uno tras otro. Mi corazón estaba ya achuchadísimo de tantas emociones inútiles. Le cambié varias veces el título por varias razones pero – ya estamos otra vez con la censura y los censores – jamás le dieron luz verde a esa novela cuya edición esperaba pacientemente. Que no. En aquellos tiempos (alrededor de 1950) era demasiado el abandono del hogar marital y los hijos, un suicidio y un apasionado amor fuera del matrimonio.”
Paisajes internos (anecdotario vital) (BAC, 2002, pg.61)