El próximo 12 de abril, a las 19 h, en la librería La Pantera Rossa, tendrá lugar la presentación de la novela Dos vías, una estación: el mar, de Cándida Conesa, editado por Distinta Autoediciones Éticas. En el acto participarán la autora y la editora de la novela.

El destino hace coincidir a Lola y Veva en un tren. Aparentemente estas dos mujeres nada tienen en común salvo su juventud. Pero en el transcurso de solo 24 horas, con una ciudad de turismo de playa como escenario, la complicidad surgirá en ellas y dejarán de lado sus prejuicios de clase, movidas por su necesidad de supervivencia material y afectiva.

Dos vías, una estación: el mar es una novela que gira en torno a las diferentes formas de estar en el mundo que tienen sus dos únicas protagonistas, originarias de dos contextos familiares muy distintos, pero también de las similitudes a la hora de experimentar la falta de apego, sus vivencias traumáticas y la insatisfacción ante una sociedad descreída y corrupta.

Cándida Conesa Lou:

Nací en un pueblo de Aragón tan cerca de Belchite que todavía jugué entre las ruinas de algún edificio destruido por las bombas. Si alguna vez he sentido lo que es ser libre, fue allí.

A partir del quinto año, mi vida ya no fue tan fácil. La emigración a la ciudad en los años cincuenta, un colegio de monjas... terrorífico. El tejido social era gris, represor y mediocre. Con estas perspectivas tan poco halagüeñas —que yo sentía me asfixiaban—, a los diecinueve años arremetí contra la dictadura con todas las fuerzas que fui capaz de imaginar. De la Iglesia... simplemente me aparté cuanto pude. Mi primera experiencia tuvo lugar cuando era todavía un ser demasiado tierno, y solo me quedaron fuerzas para ignorarla.

Comencé a trabajar muy joven, a los quince años. En un mercado. Hice el bachiller por mi cuenta, pagándome las clases de latín y griego con esos cortos ingresos y, más tarde, Historia. No acabé la carrera. No me quejo, en mi casa de niña y adolescente había libros. No en todas los había.